El poeta Jorge Varela gana el X Premio Internacional de Poesía Jovellanos,El Mejor Poema del Mundo, con su composición Posibilidad de la IA

Hoy, 21 de marzo, Día de Mundial de la Poesía, Ediciones Nobel premia desde Asturias como El Mejor Poema del Mundo Posibilidad de la IA, del escritor Jorge Varela.

El jurado considera que la poesía no es inteligencia artificial, pero tampoco es simplemente natural, es inteligencia cordial. Con esa inteligencia herida, ha escrito el mexicano Jorge Varela ‘Posibilidad de la Inteligencia artificial’, conmovedora reflexión sobre nuestros límites, y la grandeza que pugna dentro de ellos, utilizando el espejo de la maquina humanizada, a la que, en palabras de su autor: “Habría que dotarlas de un ideal, / de la chispa que enciende el deseo de ser más / unido a la clara conciencia de ser menos o nada; hacer que en sus entrañas de silicio / latiera la ensoñación, el delirio / la visión imborrable de un destello de vida / en el ojo amado.”

El poema se editará en un libro junto a los otros finalistas seleccionados por el jurado. Ediciones Nobel dará a conocer en los próximos días la lista definitiva de finalistas en su página web y medios sociales. El premio está dotado con 2.000 euros. La entrega se realizará en una ceremonia conjunta con el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos en fecha por determinar.

En esta edición se han recibido 1.950 candidaturas: 921 de España; 240 de Argentina; 155 de México; 133 de Colombia y 72 de Perú, entre muchos otros países destacados; pero también han llegado composiciones desde Andorra, Estados Unidos, Georgia, Israel, Suiza y Reino Unido, demostrando el impacto universal de esta convocatoria.

El fallo de este Premio es una de las actividades principales de la iniciativa Asturias, Capital Mundial de la Poesía, que busca que Unesco reconozca al Principado con esta distinción.

El Premio Internacional de Poesía Jovellanos continúa con el mismo espíritu con el que nació: hacer realidad la sugestiva utopía de encontrar cada año “el mejor poema del mundo” con el fin de recordar al ilustre Gaspar Melchor de Jovellanos.

Una de las peculiaridades a recordar de este Premio es que los poemas que se presenten pueden estar escritos en cualquiera de las numerosas lenguas del mundo.

Biografía de Jorge Varela

Segundo lugar en el concurso literario del V Coloquio «Literatura musical y música literaria» de la Universidad Autónoma del Estado de México con el relato Labios sabor humo. Ha publicado los poemarios Viernes 13 (JBMEditorial, 2009) y Trece musas (JBMEditorial, 2014); y el libro de relato Labios sabor humo (JBMEditorial/Bubok, 2015). Partició en el poemario Cuestión de palabras (JBMEditorial, 2010), en el libro de relatos y poemas Primer encuentro de escritores hidalguenses de CAF (Editorial Elementum, 2015) y la antología de microficción Flash fiction (Editorial Cantarsis, 2016). Sus cuentos han sido publicados en las revistas Primera página y Revista Asalto. Estudía la carrera de letras hispanicas en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa. Trabaja como asistente editorial y formador digital en Proyecto literal.

Anteriores ganadores

2014: Sy (Madre). Cristian David López

2015: Chāk (Escapar). Sepideh Jodeyri.

2016: La oscura intimidad de la medusa. Celia Corral Cañas.

2017: Lista da compra da viúva (Lista de la compra de la viuda). Emma Pedreira.

2018: Alejandría. Alejandro Garmón.

2019: Alzheimer. Eliseu Ferrero Calatayud.

2020: Arrugas. Dalia Alonso Secades.

2021: La tierra de los fracasados. Alicia Louzao.

2022: La estatua de Bolívar. Óscar Eduardo Soto.

El poema ganador

POSIBILIDAD DE LA IA

Habría que conseguir que esas máquinas

danzaran, tropezaran.

Habría que provocar que una súbita tormenta

las alcanzase de pronto

bajo la gentil protección de un majestuoso roble.

Habría que lograr que habitaran, en una tarde de invierno,

la prematura primavera que sale al paso de los hombres

en los senderos, bajo las augustas hileras de álamos.

Habría que hacer perfectible su tendencia al fracaso,

a la frustración, al odio por uno mismo.

Habría que provocar en ellas

el deseo de no ser lo que son, o el espanto súbito

de ser lo que en realidad ignoran de sí mismas;

hacer que experimentasen la desdicha sin motivo,

el acierto sin pericia, el encuentro sin búsqueda.

Habría que procurar que la calidad de su pensamiento

dependiese de su cercanía a la tierra que las vio nacer.

Habría que dotarlas de un ideal,

de la chispa que enciende el deseo de ser más

unido a la clara conciencia de ser menos o nada;

hacer que en sus entrañas de silicio

latiera la ensoñación, el delirio,

la visión imborrable de un destello de vida

en el ojo amado.

Habría que lograr

que esas tontas cajas de electrodos

soportaran la angustia de estar solas

en un mundo indiferente al dolor.

Y en esa lucidez

hacer nacer de su interior

el orgullo de ser inexplicables.